El pasado 26 de marzo, la sección de prensa de CNT (Sindicato de Artes Gráficas, Comunicación y Espectáculos) hacía público un informe en el que se denunciaba la precariedad de los periodistas que informan desde el extranjero para los medios de comunicación españoles. La sustitución gradual de la figura del corresponsal por la del freelance ha creado una plantilla de reporteros con los que el medio no asume ningún tipo de compromiso y cuyas colaboraciones se pagan muy por debajo del tiempo y esfuerzo que conllevó su realización.

El informe, elaborado a partir de los datos otorgados por un grupo de estos colaboradores (principalmente en prensa escrita), tenía la finalidad de señalar la precariedad de estos periodistas, que muy a menudo se trasladaron al extranjero al no encontrar trabajo en España. Proponía también una serie de medidas entre las que se encontraba la de exigir a los medios que publiquen las tarifas con las que trabajan, para lo que se incluían las de varios diarios, obtenidas a través de sus colaboradores. Parte del debate generado en redes por el informe, que CNT encuentra muy satisfactorio, versó sobre esto.

Los medios de comunicación españoles son muy opacos con respecto a las cuantías que pagan tanto a sus trabajadores como, sobre todo, a sus colaboradores. Eso genera una desigualdad evidente entre los freelance, que cobrarán más o menos no por la calidad de su trabajo, sino por elementos totalmente ajenos a él, como su firma, su relación con el medio o su capacidad para negociar de manera individual. Pero que algunos colaboradores logren obtener un pago más próximo a lo justo no invalida el hecho de que muchos otros reciban compensaciones económicas que resultan ofensivas para toda la profesión.

Se señaló también a CNT que la comparación entre grandes grupos de comunicación y medios independientes era injusta para los segundos, que cuentan con recursos mucho más limitados. El informe no pretendía establecer una comparación, sino hacer una fotografía de la situación del sector otorgando datos muy difíciles de encontrar (en gran medida porque los medios no ven con buenos ojos que los colaboradores publiquen o cuestionen sus tarifas). Por otra parte, y aunque no se puede medir a todas las empresas con el mismo baremo, la escasez de recursos del empleador no justifica nunca la precariedad del empleado.

Ciertos medios han hecho públicas sus tarifas actuales tras la publicación del estudio. Sus colaboradores ya saben el mínimo que deben exigir. CNT espera que el resto de empresas de comunicación sigan sus pasos: la opacidad suele ocultar precariedad. Con estos nuevos datos, y otros recopilados durante estas semanas, actualizamos un informe que siempre estará en construcción.

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